Como ya habíamos anunciado a través de twitter, os brindamos a continuación un interesante artículo, cuya temática está relacionada con los pasados Juegos Olímpicos de 2012 en Londres, el Ramadán. En este se exigee una abstención total de la comida y bebida desde el amanecer hasta la puesta del sol, por un período de un mes, en el que se realizan grandes consumos de comida por la noche y por la mañana (tempranamente). Tal ayuno intermitente sólo tiene efectos menores sobre la nutrición en general y las respuestas fisiológicas de la población sedentaria general.
Se ha observado que la masa corporal suele permanecer sin cambio, la ingesta total de energía permanece aproximadamente constante, y hay poca alteración en el consumo relativo de proteínas, grasas y carbohidratos. Sin embargo, el Ramadán puede tener mayor consecuencia para la formación y el desempeño deportivo, especialmente cuando la competición se lleva a cabo en el periodo más caluroso del año y con mayores horas de luz (como el caso de los Juegos Olímpicos de 2012 en Londres). Se puede establecer una disminución progresiva durante las horas de luz, respecto al tiempo de sueño, azúcar en sangre y la hidratación del tejido. Se han encontrado algunas limitaciones en el esfuerzo anaerobio, la capacidad de resistencia y la fuerza muscular, debido a la disminución del glucógeno muscular y las reservas de fluidos corporales. La reducción de la glucosa en sangre puede causar un estado de ánimo deprimido, una mayor percepción del esfuerzo, y más pobre trabajo en equipo.
Esto es importante para los profesionales que trabajen con deportistas musulmanes, principalmente para los dietistas-nutricionistas deportivos para garantizar la salud y mejorar el rendimiento deportivo.
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